Flotas en el vacío acogedor
de la suavidad de su pelo
a la espera complaciente
de una nueva oportunidad.
Flotas en el vacío que queda
cuando preguntas y no responde.
Si supiéramos qué quisiste decir
quizá hubiéramos llenado algo
con respuestas caducas y gastadas
porque preguntas demasiado.
Flotas en el vacío del qué
y del cuándo y del por qué
cuando los conjugas
en el mismo sueño, a la misma hora
en la misma almohada.
Pero vale... respondido.
Y también, amigo, flotas,
flotaste y flotarás en la duda
de qué quisiste, quieres y querrás.
Porque si siempre te dejas llevar
(flotar) es porque no sabes,
supiste, sabrás quién eres.
Pero, amigo, es fácil, eres,
fuiste y serás uno más que lucha
por entender lo inteligible.
Flotas, flotaste y flotarás
en el encanto del vacío cotidiano.
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