Cosas que aprendí un día y escribo para no olvidar

**Creo en la ciclicidad de las vidas, como en el ciclo del agua - sol, nube, agua -, en la ilusión y en la soledad, hermanas. En la escritura antes que en las palabras y en la lucha interna y externa.**

sábado, abril 08, 2006

a mi socorro

La desertización en su corazón.

Ella soñaba,

mojé la inocencia en el café,
de mañana, unté la tostada.

Lo que antes era profundo
ahora se queda en el borde.
Flota porque ya no pesa.
Los sueños se sueñan y
en el aire quedan.

Miradas que rozaban pieles
ahora reparten bofetadas
e indiferencia
e imposibilidad
e impasividdad
y desengaño.
De vuelta. Sin mí.

Ahora rasgo la piel del corazón
cuando bombea sin sentido
y entre las uñas queda arena.

No desaparece la desertización.
Sin agua, me pudro.
Siempre fui una flor sin jardín,
lo sabes.
Me pudro.
Solo sigue el rastro de arena.
Me desierto. Me hielo.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

nueve rascacielos blancos perdidos en el cielo, de las nueve campanadas que retozan en el pelo negro de tus miedos.

Nueve son los pactos y nueve los viejos nuevos. Nuevos son los nueve edificios en el cielo.

Nueve novelas las que leo con cartón de novelero, nueve nubes en los bloques que anidan en el cielo.

Nuevos vientos en lo alto de la antena de tu pelo, nueve todos, nueve nadas, nueve son y tienen miedo.

Miedo al nueve, que se invierte y me despista, que transforma su camisa, que cambia de peinado y su cara de madero, me dice que son nueve rascacielos en tu pelo.

10 de abril de 2006, 17:17  

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