Cosas que aprendí un día y escribo para no olvidar

**Creo en la ciclicidad de las vidas, como en el ciclo del agua - sol, nube, agua -, en la ilusión y en la soledad, hermanas. En la escritura antes que en las palabras y en la lucha interna y externa.**

viernes, septiembre 23, 2005

en el barrio una señora y un ladrillo

Esta tarde me crucé con una señora que llevaba un ladrillo en una mano y el bolso en otra. Lo raro es que no fuera uno dentro del otro para esconder, al menos.

Que el ladrillo estuviera tan a la vista hacía pensar que las sospechas de que fuera a hacer algo raro con él resultaran infundadas. Fácilmente podría utilizarlo para terminar un muro de su casa, quizás alguien hizo un agujero, o para poner algo encima, quizás para usarlo para alguna manualidad (mi tía lo hace, hace manualidades con todo), para ponerlo debajo de la pata de alguna silla que cojea, quién sabe... Lo que parecía estar claro es que no serviría para estrellarlo en la cabeza de su marido.

Era una mujer chiquitita, flaquita, bajita, el ladrillo sobresalía del perfil de la mujer. Imaginé a su marido enorme, con grandes manos amenazadoras, la frente ancha, los pies de pato, mal afeitado y con el ceño fruncido esperándola en casa.