Cosas que aprendí un día y escribo para no olvidar

**Creo en la ciclicidad de las vidas, como en el ciclo del agua - sol, nube, agua -, en la ilusión y en la soledad, hermanas. En la escritura antes que en las palabras y en la lucha interna y externa.**

lunes, septiembre 26, 2005

... ladrillo...

Ella sonreía con media boca y la otra media para los peces. Movía las caderas segura de sí misma y se miraba en el reflejo del portal. Se colocó el pelo, entró y subió.

El ladrillo quedó apoyado sobre la encimera, al lado de la fruta, detrás de un par de cartones de leche. Hizo la comida para su marido rechupeteando los utensilios para comprobar que quedaba perfecta. De las salsas más exquisitas - ella siempre fue muy cuidadosa a la hora de cocinar - que jamás él había probado. Mojaba el pan ansiosamente, haciéndo círculos concéntricos que deseaba devorar. Cuando terminó recogió la mesa y encontró el ladrillo. Lo miró extrañado. Un poco preocupado lo dejó en el suelo y con la punta del pie lo arrastró por debajo del mueble.

Ella fregaba los platos. Se le cayó una cuchara y cuando se agachó lo vio allí, donde no era su sitio. Él debía haberlo movido, no había nadie más en la casa. Ahora era un juego de dos, le había descubierto.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

26 de septiembre de 2005, 2:52  
Anonymous Anónimo said...

hoy ha hecho su primera despedida... su compañero de piso y hermano se irá unos días lejos y no podrá despedirse de él como es debido.
Él llora... y llora... esto es más duro de lo que pensaba, dice...
y aún queda lo peor...

27 de septiembre de 2005, 19:11  

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