Cosas que aprendí un día y escribo para no olvidar

**Creo en la ciclicidad de las vidas, como en el ciclo del agua - sol, nube, agua -, en la ilusión y en la soledad, hermanas. En la escritura antes que en las palabras y en la lucha interna y externa.**

jueves, noviembre 10, 2005

El tipo de la irrealidad adyacente.

Con la mala educación subida
un día puse la oreja en la pared,
escuché irrealidades que iban conmigo.
De las de notas musicales,
de las de cuentos y magia.

Irrealidad repetida.
Otra vez patrones [y el barco a la deriva].
Nunca quise repetir
e inevitablemente lo hago.
Desdibujo realidades que se calcan
transformadas en figuras conjugadas
y cada una de ellos reitera mi mundo.

Al otro lado de la pared.
Lo diré.
Sonidos de un tal irrealista
que de mañana moja en la taza.

Cada vez que descuelga las cortinas.
Sonidos de cada vez.
Cada vez que parpadea.
Cada vez que lee, suena.
Cada vez que coge el cincel.
Cada vez que crea.

El tipo que con la buena educación subida,
retintinea más fuerte para que le oiga.
Abre los ojos mucho para parpadear más largo.
Se aleja el libro para hacer más ruido.
Esculpe con estruendos para yo verla sin ver.

Una irrepetición que con aparente adyacencia,
me toca los sentidos,
me vuelve sonrisa i real.

Aprendí que sé jugar a ser mayor.