Él llama a la puerta.
Ya no hace falta que vengas.
Así. Como tenía que ser.
Guárdate los malabares con el destino.
Las casualidades me resbalan
en la pernera del pantalón
y en la manga del abrigo
(hace frío).
Los sueños con suspiro, para ti.
He perdido
y conmigo y tú.
Ya no hace falta que vengas.
La puerta sigue abierta
pero no hay nadie en casa.
Y si algún día volvieras
lee el cartel de la puerta:
"Lárgate por donde has venido
que ya no creo en ti".
Lo siento, amor, hemos perdido
al retoño malparido.
De su recuerdo vivirás
y en tus brazos dormiré,
ausentes de lo no vivido.
1 Comments:
Llamó a la puerta de mi armario y desvistió mis cadenas de pequitas en el pecho.
Llamó a la puerta de mi coche y pidió un paseo a caballo en los papeles que perdió del cielo... qué desastre!! qué hacemos ahora??
Llamó a la puerta de mis gafas y pretendió meterse en ellas, y mirarme, y arrascarme, y besar mis campanadas, y tocarme la mirada que desmira y que me tacha.
Llamó y llamó, y sopló y sopló.
Y golpeó la puerta de mi cuarto, cuando yo no estaba en ella, y lo mismo con la ducha, con la silla y con la mesa, en la cocina, el lavadero y en la tienda de mi abuela, interrumpió a mi vecina y llamó donde no era, golpeando con su puño lo que ahora son esquelas.
No llames, que soy sord@ cuando algo no interesa.
No llames que mis ojos no sabían que eras ella.
Y llamó a mis mil puertas con permiso de sus ganas, y llamó sin tener fuerza en las manos, en el alma y en las canas.
Ahora mismo no te abro, mejor... pásate mañana.
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