Cosas que aprendí un día y escribo para no olvidar

**Creo en la ciclicidad de las vidas, como en el ciclo del agua - sol, nube, agua -, en la ilusión y en la soledad, hermanas. En la escritura antes que en las palabras y en la lucha interna y externa.**

miércoles, diciembre 01, 2004

* Ahora que estamos a solas y sabemos que nos desoyen los que no nos miran *

Mientras se calienta el ambiente y te acuesto, pensamiento, vamos a darle vueltas a lo que quisiste contar pero o no era el momento o no lo hiciste por pereza o es que no se cargaba la página. Que boba y baba.

Me remonto unos cuantos días, bueno, llámelo semanas o llámelo horas atrás. Lo que en su momento contaría con un extenso párrafo puedo hoy resumirlo en unas líneas delgadas que podrían formar una cinta para mi pelo. Ya. No será así, las ataré a mi muñeca. Dejémonos de condicionales que nos sobran los motivos para rascar presentes de esos que ni usted ni yo podemos ni oler porque se resquebrajan cuando piensas en su existencia.

Le hablaré de alguien que me hizo sonreir y no lo sabe, tampoco le importa pero así fue. Aquel chico que estaba sentado a mi izquierda y que también miraba hacia el final cómo salían las líneas continuas y discontinuas de debajo, comenzó su discurso diciendo:
- "Hoy es un buen día para tener novia..." -
Entonces mi radar comezó a emitir sonidos y un gran dedo apuntador - indicioso- se colocó sobre la cabeza de aquel chico ni alto ni bajo, ni gordo ni flaco, ni calvo ni con pelo, ni guapo ni feo, ni suave ni áspero, ni duro ni blando... pero brillante. Su voz brillaba y la forma en que gesticulaba, a pesar de que era casi imposible de ver para mi por la colocación de nuestros asientos, parecía inmensa. Me ganó con aquella frase y en ese momento deseaba ser su novia para que hiciera conmigo todas aquellas cosas que eran grandes y pequeñas, que dibujaba con sus palabras y que enternencíanme lo duro de mi pecho.
Cuando se marchó alguno de sus exacompañantes dijo lo loco que estaba, y claro, no vamos a quitarle la razón, pero doy gracias porque existan locos, porque me los cruce y me hagan sonreir.

Otro día memorable fue el del cumpleaños, siempre lo es y este año no iba a ser menos. Su cumpleaños siempre es especial y siempre estamos allí los que le queremos, ahí está el truco. Y claro, conociendo la experiencia iba preparada para hacer una gran actuación, para no callar lo que pensara, para darlo todo ¡y así fue! Si mi memoria no me falla, tampoco bebí tanto pero los efectos iban elevados a nosecuantas potencias por la alegría. ¿Quizás fueron 3 copas, 4 vasos de sangría y alguno de cerveza? y algún chupito de licor de hierbas, vale. Por ahí iban los tiros, el resultado fue espectacular. Me hicieron muchos regalos. Te pedí disculpas, te di muchos abrazos - y yo también-, nos acostamos juntas y tu cara era preciosa al levantarnos a pesar de que llevabas dormidas 4 horas únicamente. Te veías muy guapa y te lo dije, toda la noche, la cámara pedía enfocar tu cara, él quiso fotografiarla. Te hice cosquillitas en el brazo, tanto como te gusta, por partida doble, lo suave de tu piel se posó en lo suave de la mia y no sé, creo que sentías un poco de vergüenza cuando giraba la cara y me veías tan cerca. Nunca nos habíamos dado la mano. Estuve atenta toda la noche a las caras que ponía cuando me cogió de la mano, cuando me abrazó, cuando había contacto. De madrugada, que eran las seis, el sueño le podía y no vio cuando nos mirábamos por debajo de los gorros. Hubo magia. Que pena que no fuera yo, tú. ¡Qué bien que nos quedó el cuadro! rematamos con fotos a lo matrix (¿?) ya las verás y me dices. Lo perdida que estaba la luna entre las nubes era yo dándole pizza de comer a esa boca con dientes y lengua que hacía grbrbrbrbfffffff, jajajajajjajajaj
Por la mañana, los calzoncillos estaban debajo de los pantalones. Apostaría a que ya no eran los mismos que de madrugada -¿qué te parece?- ai mamá, ai mamá, que todo lo largo que tiene, lo tiene de bien puesto...
El lunes fiebre acaramelada y el martes y el miércoles, y nos dieron las diez y las once... hoy todavía me dura pero ¡qué catarro más bien cogido!

Ai querida... aprendiste que todo está en tu mano, recuerda.