Cosas que aprendí un día y escribo para no olvidar

**Creo en la ciclicidad de las vidas, como en el ciclo del agua - sol, nube, agua -, en la ilusión y en la soledad, hermanas. En la escritura antes que en las palabras y en la lucha interna y externa.**

domingo, mayo 22, 2005

inteligente, ternura, futuro, valiente, entiende, simplifica, magia

Todos sabemos que el pasado se recuerda y el futuro se imagina y en este caso me gustaría cambiar el orden del universo para escribir lo que no sé dónde poner. Más bien sobre la mesa, aquí pongo mis cartas boca arriba, o más bien sobre la cama, vayámonos a dormir ya que a la luna se le cierra el ojito. Así que entienda el lector que hablo de quien recuerdo en el futuro puesto que no le recuerdo en el pasado ni le imagino en el futuro, y lo de imaginar en el pasado no termina de parecerme una idea lo suficientemente agradable para mis neuronas soñadoras ennubadas.

Le recuerdo con esa ternura inteligente que percibía cuando me acariciaba los párpados y las sienes en la búsqueda de la complaciencia de mi piel con sus manos un poco ásperas, un poco suaves, siempre calentitas, siempre tiernas. Siempre sabía dónde. Además percibía cuándo era el momento de "me acerco o no" porque nunca tuvo miedo de mis miradas, de mis momentos malos, de mis gruñidos, de las cosas feas que tiene una cuando se levanta un par de días con las hormonas subidas o a cuestas. Sabía hacerme frente y lucharme, de la misma forma en que en otros momentos luchaba de mi lado. Porque la ciclicidad de mi vida él sabía que se vive así: hoy te veo y te acaricio- hoy te veo y te río- hoy te veo y te maldigo en la risa - hoy te veo y te pongo los puntos sobre las ies - hoy te veo y te pongo el límite, túverássilosobrepasas - hoy te veo y te acaricio el pelo... Y así infinitas veces de desesperantes cambios para quien no sabe leer en mis ojos y en el torcer de mi boca. Pero él sí. Entendía que mi espacio es mi espacio y mi yo es mi yo y de nadie más. Que le daría todo hasta no sé qué punto porque arrastro el lastre de la vida y ya no sé hasta dónde llegaría. Resultó que olvidé el límite del amor, y él lo sabía. Tejía mis sentimientos y cada uno de mis actos en forma de manta que después echaba sobre mis hombros. Porque si algo sabía... y cuánto lo echo de menos en el futuro... es simplificar lo que yo complicaba. Me peinaba cuando me despeinaba y desaturullaba los pensamientos aturullados en mi cabecita de papel mojado.

Durante las horas de luz me respiraba en la boca y en las de oscuridad, en la nuca. Nadie hubo jamás tan valiente que luchara contra mis mareas. Consiguió lo que nadie, lo que soñé, lo que me ataría a su intimidad. Que cuando corría el sudor por mi frente, mi respiración era agitada, antes de un temblor, en medio de todo o al comienzo del algo, aquella mano inteligente se posaba sobre mi cara y pasaba sobre ella firme y blanda susurrando en cada poro de mi mejilla: niña, eres mia, ¿lo sientes? La magia del parar para descansar los labios en la frente, apartarme el pelo mojado, abrirme los ojos. Todo lo contrario a lo que desearía para que le gritara que me dejara, se apiadara, por favor, sigue. Y las manos inteligentes apretando la cabeza... dónde vas... Y voy no sé dónde.

No te encuentro, no sé quién eres pero te recuerdo como si estuviera en el futuro a tu lado.

Intento aprender lo que quiero y lo digo.

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Quería saber tu respuesta

pero no me planteaba dejar la elección de mi yo personal en tus manos.

No he respondido, en realidad.
Supongo que de un modo u otro deseas que mis palabras no las escriba yo, que soy quien las escribe, sino alguien que no soy yo. De igual forma que a mí me gustaría saber que tus palabras no las firmas tú, sino otra persona distinta/diferente/distante.
Quería saber eso. Quién quieres que sea ahora que todavía no soy del todo.
Tampoco sabía responder a la pregunta.
Tonterías.


Me encantan esos cambios que des-esperan a todo el mundo (menos a mí). Me encanta cuando nadie sabe lo que dice (pero yo sí). Me encanta que todos se asusten (y yo no).
Echo de menos los sentimientos singulares que sólo crecían en mí.
Había olvidado las cosas que conseguían hacerme olvidar todo lo demás.

Me encanta ver sus inevitables muecas-revela-secretos-in.decibles en sesión privada. El resto fuera y yo en el cine.

Si no puedo dormir, me pongo a re-vivirlo.
Cada instante, cada no-palabra, cada casi-caricia.
Lo recuerdo como si fuera a pasar mañana.

22 de mayo de 2005, 22:11  
Anonymous Anónimo said...

Intento escuchar lo que quiere

y lo hago.

Pero nunca se da cuenta.
Ni tan siquiera sabe que ya sabe lo que quiere.
Y lo dice.

22 de mayo de 2005, 22:26  
Blogger presunta said...

Ahora entiendo tu tontería. Te explicas casi tan bien como yo, qué suerte tenemos. Jum. No podría decir quién me gustaría que fueras, me gustaría que fueras alguien, no nadie, como hace todo el mundo. Porque lo grande de esto es que o me imitas muy bien o es que respiras del mismo color que yo y en tal caso, habría que abrir los ojos para respirar. Aunque lo que digas y digo sean cosas universales porque,en realidad, todos sentimos igual y pasamos por cosas similares que nos hacen tener pensamientos parecidos. Igual hace días te sentías ajeno y hoy me tocaba a mí. Y así funcionan las cosas - o desfuncionan -. Aún que no sé quien eres, te imagino um... te dibujaré más adelante, cuando sepa qué colores usar. Ójala fueras mi alma gemela o alguien que trae algo grande para mí. Ójala tengas muchas pinturas en la mochila y mucha técnica para enseñarme a pintar, o unas manos, o una voz que me guíen. Por algo estoy desperdida...

¿Qué te hace olvidar todo lo demás?

¿Sabes el truco para desenredar?

¿Qué guardas en la guantera?

Además de imperativa, preguntona.

Concluyo: Eres alguien que pasaba por aquí y tiene palabras que escribir para una desconocida. ¿Me equivoco?

23 de mayo de 2005, 1:35  
Anonymous Anónimo said...

Me has preguntado esta noche si me sentía identificado con tu texto.
La respuesta es "no".
Si no lo encuentras, si no sabes quién es, es que no soy yo.
Paz.

23 de mayo de 2005, 2:47  
Anonymous Anónimo said...

Nó sé actuar ----> tampoco sé imitar.

Casualidad.
¿Casualidad o causalidad?

¿En la guantera?
Manoplas.

¿Desenredar?
"Me enredo con los hilos de tu vida..." a veces no me gusta des-en-red-ar.
Pero conozco muchos (casi.todos.los) trucos.

No quiero recordar qué es lo que me hace olvidar.


Sí, te equivocas :

no escribo a desconocidos ni desconocidas (en cierto caso, sólo yo)

es imposible

dudo que te escriba a ti -

pero sí, tengo palabras

y palabras-para [de éstas menos] [y ya están guardadas] [por ahora]


Me gustan los imperativos.
Sobre todo si son categóricos.
Y los explica Kant.

23 de mayo de 2005, 21:14  
Blogger presunta said...

Echo de menos nuestras historias inventadas.

24 de mayo de 2005, 22:47  

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