Cosas que aprendí un día y escribo para no olvidar

**Creo en la ciclicidad de las vidas, como en el ciclo del agua - sol, nube, agua -, en la ilusión y en la soledad, hermanas. En la escritura antes que en las palabras y en la lucha interna y externa.**

martes, mayo 09, 2006

Bajo el paraguas de mi mala memoria y la lectura.

No recuerdo exactamente cuándo empecé a masturbarme. Recuerdo que fue en sexto o séptimo, que Marta Martínez me preguntó un día en gimnasia si lo hacía y le dije que sí. Dijo “Hala, ¿Sí?” con cara de sorpresa. A mí me pareció más que lo que buscaba era un apoyo, seguramente ella también lo hacía. No me preguntó cómo lo hacía, creo que hasta muchos años después eso no me lo planteó nadie. No sé cuánto tiempo llevaba practicando el asunto.

Recuerdo que mi hermano tenía revistas porno en su habitación, no sé, cuántos años tendría él... dieciséis, diecisiete quizá. Entonces yo once, doce. Supongo que mi contacto con el sexo y de lo que iba aquello sería en aquella época.

Las clases de gimnasia daban lugar a otros asuntos relacionados con la sexualidad. Sí, el momento en que crecen los pechos. Entonces empiezas a necesitar un sujetador. En mi época se llevaba uno para niñas que era como una camiseta de tirantes cortada por debajo de las tetillas y con una goma en el borde. Realmente aquello sujetaba poco. Recuerdo que Alicia que no tenía nada de nada se lo ponía, supongo que para aparentar. Y yo, que siempre he sido un poco adelantada (incluido el avenimiento de la menstruación – cuestión vital para el tamaño pectoral- ) pues ahí los tenía. Mis otras compañeras de clase también pero claro, a mí se me ve más por lo de alta. La cuestión es que en gimnasia pues ya se sabe, corres, saltas, esas cosas, y notas que se te mueven. Ya de por sí el asunto es raro y luego incómodo pero encima hay que añadir las miradas de los chicos, que imagínense, descubridores del cuerpo femenino en directo (porque por muchas escenas eróticas que hubieran visto en la tele, nada como el directo). Y claro, se reían y cuchicheaban. Nunca me dijeron nada a la cara pero era evidente: mis tetas les llamaban la atención. No eran grandes, no vayan a pensar (al principio no). Eran la novedad.

No en vano, fui Miss Sexto B.

Estando en el colegio también, un día fui a acompañar a Ester a su casa. Cosa que hacía todos los días. Y uno de ellos me invitó a entrar. Había conseguido algo, sí, había encontrado en su casa una peli porno. Ella tiene dos hermanos, no es de extrañar. La puso y nos quedamos las dos ahí mirando con un poco de vergüenza (más ella que yo), salían un hombre y una mujer haciendo el acto en sí. No recuerdo nada de sexo oral. Al poco lo quitamos. Nos echamos unas buenas risas aquel día. En sexto, supongo.

Ángela era mi mejor amiga en séptimo. Oh... que gran año, conocí a José Luis, era repetidor, el único rubio del que me he enamorado, con aquellos ojos azules maravillosos... que bonito fue aquel curso, sin lugar a duda. Nos sentábamos uno delante del otro, los profesores nos llamaban la atención, en clase pensaban que estabamos pillados (y efectivamente), cuando salíamos nuestros caminos iban en direcciones opuestas respecto de la puerta del cole y algunos días nos dábamos la vuelta para mirarnos... oh... suspiro*. Bueno, el caso es que en séptimo estaba muy unida a Ángela (ella era dos o tres años mayor que yo) y un día en su casa se me ocurrió que grabáramos en una cinta a Ken y Barbie haciendo el amor. En la grabación se escuchaban gemidos hechos por nosotras en plan: “oh, oh Ken, que bien, ummmm”, “sí Barbie, sigue”. Esas cosas que se veían en la tele.
XD La tele ha ayudado mucho a los padres en cuanto a preguntas incómodas.
Llevamos la cinta a clase. En la clase de dibujo la profe nos juntaba las mesas y nos poníamos como queríamos, incluso nos dejaba llevarnos música. La cuestión es que accidentalmente se oyeron a Barbie y a Ken en la clase cuando al poner la cinta, me equivoqué y tiré del cable de los auriculares y se empezó a oír por el altavoz del radiocassete. Los compañeros se dieron la vuelta y nosotras ahí avergonzadas... Una anécdota más.

Madre mía, lo que hace leer libros de investigaciones sexológicas.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

jajajaj, desde luego, desde luego...qué bueno eso de ken y babie :)

11 de mayo de 2006, 10:18  
Blogger presunta said...

:)
anda deja de ser anónimo e invéntate un nombre

11 de mayo de 2006, 19:01  

Publicar un comentario

<< Home