El método del simplex y mi espiral evolutiva.
En mi proceso de conocimiento interno, la evolución en busca de metas y objetivos me recuerda a aquel simplex al que le introduces unos valores -si quieres llámalo acontecimientos que ocurren diariamente - y se mueve a lo largo de las rectas que forman el conjunto factible -esa soy yo asimilando lo ocurrido, analizando la verdadera importancia de la caída de una hoja o de la pérdida del móvil -. Un conjunto factible tan grande como largas noches de meditación y proporcional a las horas que paso resumiéndome la vida.
Aquellos valores que introduje me llevan a un número, un grado de satisfacción de lo que ocurre.
En el caso, casi siempre extremo, o me encanta o lo odio. Y de extremo a extremo me muevo como lo hace el algoritmo hasta que encuentro un vértice.
¡Ah!
Donde se cruzan dos de las rectas, los vértices, me gustan más o menos -dime el grado de satisfacción porque yo a veces no lo sé -. Acabamos el cuento saltando de uno a otro, en la búsqueda del máximo o el mínimo. De aquello que gusta más y de aquello que produce menos dolor.
----<-<-<---ANDAR ENCONTRAR UN VÉRTICE EVALUAR SALIR --->->->----
Cuídate de las matemáticas y sus algoritmos optimizadores. Caer en su dinámica es escapar del caos, y como dice aquel, después del orden, el desorden. Que aburriiiiiiiiiiiiido si no.
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