cuando dos corazones machacados juegan en el salón
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Barriendo estoy, quitándole hierro al asunto.
La escena final quedó bellísima:
el sofá descolchado y los cojines destrozados,
en la lámpara faltaba la lencería fina
y nosotros nos miramos asombrados
(sonrientes)
porque, y a pesar de todo, a distintos ritmos
latimos pareados.
Cuando dos se han dado cuenta de algo así
no queda ya lugar para aquel:
“llegarás a entender qué eres para mí”
sin salir por patas del escenario.
Corre nene! Que barro antes de cerrarlo.