Cosas que aprendí un día y escribo para no olvidar

**Creo en la ciclicidad de las vidas, como en el ciclo del agua - sol, nube, agua -, en la ilusión y en la soledad, hermanas. En la escritura antes que en las palabras y en la lucha interna y externa.**

domingo, febrero 10, 2008

Lorenita indrita.

Pues yo es que pasaba por aquí y oí una risotada
y me acerqué a ver qué
¡ Resulta que es que no paras!
De reír, digo.

Que te da igual si llueve o hace feo
siempre te gastas sonrisas…de esas que no se gastan.
Pues gracias por ser como eres
de alegre y buena chavala.

A mí es que me recuerdas a mi compi.
A la rubita de mi lado que se fue sin yo volver
y ya ves si me está pesando…

Te llevas nuestros persojanes favoritos
del Cuento de Lorena:
nuestra entrañable Mariquilla, la Guillén,
nuestros colegas de Sydney, de Almería,
de chicos no hablamos…
Y a todas las hermanas, todas ellas zorritas,
¡La mamá política, el papá abogado!

Nos despedimos por ahora pero el día menos pensado…
te invadimos la Remonta sin haber avisado.
Con amor, ¿eh? Que es porque de menos te echamos.

Recuerda: no te empeñes en poner las calles por la mañana
los días que te levantas sin mirar la hora
Lalalalalala lalalal alalla alala,
¡Que en este caso no aplica lo de que a quien madruga dios le ayuda!

Un placer, Lorena.
Nos dejas un placer y una pena
Pero no preocuparse…
¡Que la ahogaremos en cerveza!

Nos vemos ahí fuera…

Todos los hombres vienen solos a este mundo y solos lo abandonan.

Fue un proceso de adaptación largo y sufrido, muescas incluidas. Eso fue: adaptación. A la manera en que me adapto a las cosas: dramatizante y solemenmente. Cada día me bañaba en mi propio asqueo hasta que aprendí, a base de agua fría, que prefería rendirme porque ya no tenía nada. Y sin nada que perder seguí un camino deslizándome por lo resbaladizo.
Desde entonces camino con cara de ni sí ni no, preocupada por todo y nada, despasional y desperdidamente. Esperando a que explote el sol como agua de mayo en la que bañarme hasta aprender, supongo, que me equivoqué al deslizarme y al no ir clavando los tacones en caminos adyacentes. Sin embargo solo importa el hoy y sigo siendo aquella que no tiene nada que perder y todo por ganar.