Cosas que aprendí un día y escribo para no olvidar

**Creo en la ciclicidad de las vidas, como en el ciclo del agua - sol, nube, agua -, en la ilusión y en la soledad, hermanas. En la escritura antes que en las palabras y en la lucha interna y externa.**

lunes, octubre 24, 2005

2x1

jurrrrrrr

jurrrrrrrrr

esta el asunto revuelto
: D

viernes, octubre 21, 2005

a la europea

Como todos sabemos, como siempre será.
Como reconociste en su momento.
Como cnsecuencia del reconocimiento.

Nos damos de la mano, miramos a un lado.
Me rio cuando dices esto.
Y me gusta cuando hablas de fábrica de sombras.
La distancia de nuestros recuerdos. Los cipreses.

El calor del origen.
La institución que fundamos.
La economía de nuestras transformaciones.
Todo plasmado en el decrecimiento,
en el de lo ganado por lo perdido.
Sí, tienes razón, lo comido por lo servido.

¿Se nos olvidó recaudar contacto?
Quizá... fue porque mirabas de reojo.
Tienes la intención pequeña.

Fuiste una fuente de crecimiento.
Y yo. Yo te crecí entero con mi magia.
La magia que compartimos de la mano.
Mirando a un lado. De la mano.
Dije de la mano. Dije mirando a un lado.
Te crecí dentro, entero. Dije magia.

Los motivos salieron volando.
Los motivos que no existieron. No vuelan.
Y volamos.

martes, octubre 18, 2005

Sabes.

Poco o Nada

Ya es Algo.

Sabes.

sábado, octubre 15, 2005

Vomito lo que queda.

Empezaré con la verdad para entender la mentira.

Una noche me diste un folio
empecé a escribir.
Lo que dijiste te lo cuidé, acaricié, soñé, alabé,
rasqué, contemplé, lamí.

Quedó escrito. Debajo dibujé un precipicio.
Dije que me tiré. Y lo hice.
Una caida libre en papel.
Vaya... que poco daño hace. Tu mano de poco sirvió.
No al final.

Empezaré con la mentira.
El papel que escribimos quedó mojado, sí.
Cuando lo supe algo dentro - cras -
Lo que era una corriente de flujo vaginal
convirtiose en lagrimal.

Tan rápido como nuestra flor creció,
tan grande como su tallo
tanto como el placer.
Así salía la sangre de mi boca.
Como rápido, como grande.

Así entendí que debía olvidar
lo que escribimos en el papel, ahora, mojado.

Entre la verdad y la mentira,
atravieso el puente y digo:

Nunca fuiste real y verdad,
verdad es lo que no sucedió,
solo lo que no sentí.
Y así lo que ha quedado.

Para quien tuvo una dependencia.

Dice usted que encontró el motivo.
La razón que todo fumador
necesitó para dejar de serlo.

Del enganchado al colgado
del perdido al ansioso.
Con libinidad lujuriosa
en busca de dosis sin motivos.

Drogadicto de lo invisible
colmado de unicidad en su vida
pues cuando no hay motivo
-sin dejarlo-
queda lo único, unívoco
hundido.

Dependiente del sexo, como yo del amor.
Pudimos formar aquel cuarteto cómico:
La puta, el salido
el sexo y el amor
hacen reir en la cama al espectador.

miércoles, octubre 05, 2005

Él

Casi siempre pensaba que tenía razón pero solía dármela para evitar
discusiones y, según él, por cortesía. Nunca evité a los hombres
caballerosos de aquellos que dejan pasar primero, aunque más bien me
parezca una salidez que un favor. El caso es que él era así y lo odiaba
hasta querer abandonarle.

Compartimos armoniosamente nuestro tiempo y lo vivíamos como si este
segundo no se volviera a repetir, ni éste, ni éste. No éramos un
corazón que latía por los dos, aquello resultaría ser demasiado poca
sangre y espíritu bombeado para lo grande que éramos individualmente.
Nuestros corazones latían al mismo tiempo, a los mismos compases y los
mismos tropiezos hasta el punto de que cuando el mio se aceleró para
pararse, el suyo se paró para empezar un latido desacompasado con el
pulso del resto del mundo.
De cómo nos conocimos, pues fue de casualidad, como ocurre en las
grandes historias. Un día que se averió el metro y volví a casa en
autobús con el enfado descomunal que aquello acarreaba. Volvimos a
encontrarnos, ya sin casualidad de por medio, durante sucesivos días en
que opté por no volver en metro más.

Los primeros días nos sentábamos alejados y jugábamos a mirarnos y
desmirarnos. Los segundos días empezaron cuando decidimos, sin acuerdo
oral pero sí visual previo, sentarnos en aquellos asientos del
principio, uno enfrente del otro. Poníamos caras serias de
concentración, nos mirábamos fíjamente a los ojos, hacíamos abtracción
del mundo y entnces el juego era párpado vs párpado. Como si fueran
gotas de agua goteando, primero parpadeaba yo, nos mirábamos, lo hacía
él, esperábamos, lo hacía yo, esperábamos, lo hacía él. Y así hasta que
me di cuenta de que nos estábamos desgastando las caras como cuando vas
de turista por la vida y observas monumentos fijamente o como cuando
esperas a alguien que no llega y desgastas el entorno, las aceras, la
boca del metro, buscando.